En Castellano los trabajos premiados han sido:
Modalidad de poesía:
Primer premio: Amor de juventud y Nada más real que la muerte, de Claudia Rico, 2º ESO
Amor de juventud
Entre sonrisa y sonrisa,
Una persona escondida.
Entre suspiro y suspiro,
Un recuerdo de por medio.
Entre verso y verso,
Un sentimiento vivido.
Tardes que se alargan,
Hasta convertirse en
noches.
Noches tan cortas,
Se convierten en mañanas.
Mañanas de pesadumbre,
Acaban siendo tardes...
Así son mis días,
Siempre lo mismo.
¿Cuándo dejaré de
lastimarme?
De cortarme con esos
cuchillos,
Aquellos que se hacen
llamar sentimientos.
Siento tanto...
Para haber vivido tan poco.
No comprendo esta distancia,
La que no quiere que
conversemos,
La que no quiere que
nos toquemos,
La que no quiere que
nos amemos.
Tan solo que nos
miremos...
Esa lucha perdida,
Ese sufrimiento
ganado.
Malditas palabras
nunca dichas...
Malditas palabras tan
pensadas...
¡Ay Amor!
¿Qué te hice yo?
Para que me trates
con desprecio...
Me ignoras...
Aun así de haberte
idolatrado.
¡Ay Amor!
¿Por qué te pusiste
en mi camino?
No te buscaba...
Pero te encontré.
Nada más real que la muerte
Todo es
para siempre...
Piensas.
Hasta que un día llega la
Muerte.
Desapareces, te esfumas,
¿Te
olvidan?
Quién sabe...
Nada te importa,
Eres feliz viviendo.
Hay sufrimiento,
Pero es pasajero.
A veces no.
A veces intentas acabar
Con lo que un día te hizo
amar, reír, llorar.
Te quieres suicidar.
Tu esencia desaparece,
Con ella tus días de vida.
Tu recuerdo permanece,
En aquellos que te quieren.
Te querían.
Porque una vez mueres,
Nada es Presente.
Ni Pasado, ni Futuro.
Te desvaneces.
Caes en la Inmensidad
Negra,
Quizás Blanca,
Quizás Roja,
Quizás Gris...
No lo sé.
Nunca he muerto.
Lo haré.
Puede que mañana,
Puede que pasado,
Puede que en una eternidad
de años.
Solo sé que moriré.
Si morimos,
¿Por
qué hay Vida?
Acaso morimos en la Vida
Y vivimos en la Muerte…
Tan difícil es vivir y tan
fácil es morir...
En la modalidad de narrativa:
Primer premio, ex aequo: Caminos cruzados, de Julia Lorenzo, de 1º Bach., y Alubias blancas, de Cristina Cuenca, de 2º Bach.
Caminos cruzados
“Lamentamos
comunicarle el fallecimiento de Doña Paulina Muñoz López. El
entierro tendrá lugar el próximo sábado 16 a las 12 horas en la
capilla de San Nicolás, monasterio de San Ginés.”
Eran
las palabras que contenía la nota que Gabriela acababa de recibir y
leía con ojos incrédulos, ella no conocía a ninguna “Paulina
Muñoz
López”. Pero todavía le sorprendieron más unas palabras escritas
a mano al pie de la cuartilla: “No
faltes, hemos de hablar”.
Eso sí que la dejó desconcertada por completo, pero la curiosidad
la corroía por dentro y no pudo evitar plantearse su asistencia al
acto. Pasaron los días y llegado el sábado se decidió a ir. Llovía
mucho, típico de Toledo en febrero. Cogió un paraguas negro, salió
a la calle todavía dudosa, y paró un taxi.
El coche se
detuvo enfrente de un monumental recinto, que tenía diferentes
edificios: un convento, un antiguo hospital transformado en
residencia de ancianos y enfermos terminales, la iglesia con un
pequeño cementerio... Gabriela preguntó a una monja por la capilla
de San Nicolás y ésta le indicó el camino. Llegó y dejó el
paraguas a la entrada, junto a otros que también estaban mojados De
un atril cogió una octavilla donde estaba escrito el nombre de la
difunta, así como sus fechas de nacimiento y defunción. También
había un pasaje de la Biblia referido a la pureza de las almas. No
reparó en eso, pues nunca había tenido ningún interés por la
religión pese a los grandes esfuerzos de sus padres, ya difuntos a
consecuencia de un accidente, que la internaron en varios colegios de
monjas. Se sentó en un banco al fondo. La capilla estaba
prácticamente vacía, sólo unas pocas personas ocupaban las
primeras filas. Sintió pena por una señora de cierta edad, que en
el primer banco se secaba las lágrimas con un pañuelo blanco.
Delante del altar estaba el féretro y, sobre él, una corona de
gladiolos y claveles con una cinta morada. El sacerdote subió al
altar y dio comienzo la ceremonia. Gabriela contemplaba a aquellas
personas que lloraban en silencio la pérdida de su ser querido
mientras se preguntaba, cada vez más insistentemente, qué estaba
haciendo ella allí. Pensó irse varias veces, pero le podía la
curiosidad de averiguar quién la había citado allí y por qué
motivo. Entre tanta elucubración llegó el fin de la ceremonia y
esperó varios minutos a que alguien estableciera contacto con ella,
pero nadie acudió. Decepcionada, se puso a buscar su paraguas entre
los demás cuando la mujer que había estado sentada en la primera
fila durante la misa llegó junto a ella y la miró con interés.
Gabriela sintió el impulso de abrazarla mientras le decía:
-
Lamento mucho su pérdida. Le doy mi más sentido pésame - su voz
sonaba un poco ronca, ya que no había hablado con nadie por un
tiempo largo. Carraspeó.
-
Gracias hija. Lo teníamos ya bastante asumido, en los últimos
meses la enfermedad había avanzado mucho. Lo único que hemos
podido hacer por ella es cumplir su última voluntad: ser enterrada
aquí. Y tú, ¿de qué conocías a mi hermana?
Consciente del
lío en que se había metido, Gabriela murmuró unas palabras de
despedida y se alejó rápidamente. No se dio cuenta hasta bien
avanzado el jardín central de que se había olvidado el paraguas
dentro de la capilla. Llovía intensamente y no podía permitirse
irse sin él. Volvió adentro. Todo estaba en calma, bajo un silencio
sepulcral. No veía el paraguas por ninguna parte. Reparó en una
monja que estaba sentada en la penumbra en una de las últimas filas
y se acercó a preguntarle, pero antes de que ella pudiera articular
una sola palabra, la hermana se le adelantó:
-Siéntate-
dijo con voz firme y convencida.
-Disculpe
pero no puedo, tengo un poco de prisa. ¿No habrá visto usted un
paraguas negro? Creo que lo he olvidado después de la misa.
-¿Sabes
por qué estás aquí?- continuaba la monja ajena a todo lo que le
decía Gabriela- No lo sabes. Llevas toda la ceremonia
preguntándotelo. Te he estado observando- Estaba tranquila y
calmada, todo lo contrario que Gabriela, a la que había invadido una
gran alteración. Ya no quería estar allí, ni saber nada más de
todo aquello.
-Disculpe
hermana, no me gustaría ser maleducada, pero me tengo que marchar.
Gabriela
se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta. Estaba a punto de
cruzarla cuando la oyó decir:
-Yo
sé qué haces aquí. Fui yo quién te envió la nota.
Gabriela no pudo
resistirse. Volvió a entrar y se sentó junto a ella. La monja
empezó a hablar.
-¿Sabes por qué vine a este convento? Entré aquí como novicia,
nada más terminar los estudios de enfermería, porque aquí podría
consagrarme también a mi otra vocación, el cuidado de los enfermos.
El Señor quiso que yo empleara mis conocimientos en la maternidad
del hospital. Era una labor maravillosa ayudar a las madres a traer
nuevas vidas al mundo, nuevas almas devotas de Dios, aunque no todo
era siempre tan bonito. Las técnicas no eran tan precisas como ahora
y algunas madres morían durante el parto o el bebé no sobrevivía.
Recuerdo una noche especialmente agitada. Llovía mucho, como hoy.
Era ya muy tarde, serían las doce pasadas y sonó la aldaba de la
puerta. Fui a abrir y me encontré a una joven, casi una niña.
Estaba embarazada de 8 meses. Me dijo que no tenía casa, ni trabajo,
ni marido, ni nada. El bebé era de un joven con el que había tenido
un romance, pero que en cuanto se enteró de su estado se esfumó,
dejándola completamente sola. Se había fugado de su casa porque su
familia, de clase media y muy religiosa, había prohibido aquella
relación y ella temía que la obligaran a desprenderse de su hijo
cuando naciera. Bueno, cuando la vi empapada, con aquel vientre
enorme, a punto de dar a luz, no pude resistirme y la dejé entrar;
la criatura que iba a nacer no era culpable de los pecados de una
chiquilla irresponsable. El parto fue complicado y hubo que
practicarle una cesárea. La chica perdió mucha sangre y pensamos
que no sobreviviría. Además, ¿cómo iba a mantener al niño si no
tenía nada? No tardé ni un minuto en tomar la decisión. Durante la
semana siguiente al parto solo se despertaba de vez en cuando entre
calmantes para preguntar por su bebé. Le decíamos que nos estábamos
encargando de él y eso la tranquilizaba. Cuando mejoró, yo
personalmente le comuniqué que el bebé había muerto. Me miró
fijamente con aquellos ojos azules, nunca he visto tanto dolor
reflejado en una mirada. Al día siguiente había desaparecido del
hospital. El bebé era una niña preciosa, con los ojos claros, como
la madre. Me puse en contacto con una pareja de buena posición y muy
devota que hacía generosas donaciones al convento. Llevaban años
queriendo ser padres pero Dios, no los bendecía con la ansiada
descendencia. Vinieron en seguida y sin hacer preguntas se la
llevaron a casa. De la joven madre soltera no volví a saber nada más
hasta hace unos meses. A pesar de los años que habían pasado la
reconocí de inmediato, imposible olvidar aquellos ojos. Esta vez no
venía sola. Iba acompañada de una mujer un poco mayor que ella, del
marido y de la hija de ésta. Traía una petición insólita: le
quedaba poco tiempo de vida y nos pedía acabar sus días en la
residencia y ser enterrada en nuestro pequeño cementerio, a cambio,
por supuesto, de una gratificación económica. Aunque no quiso
darnos explicaciones, yo sé que lo que quería era reunirse con el
hijo que había perdido y ella creía enterrado aquí. Te preguntarás
por qué te cuento todo esto y por qué te he pedido que vinieras.
Poco después de que ella se instalara aquí enfermé gravemente, y
no tardaré en ser llamada por nuestro Señor. No sé si mi
enfermedad es una casualidad, un aviso o un castigo del cielo, pero
por si acaso quiero presentarme ante Dios con la conciencia
tranquila: Últimamente, cuando recuerdo aquella noche de lluvia
pienso que tal vez me atribuí un poder que no me correspondía, que
sólo le corresponde a Él… Bien, aquella niña eres tú, y aquella
mujer tu verdadera madre. Por eso, cuando tus padres tuvieron el
accidente no pudiste ser donante suya, no eras compatible con ninguno
de los dos.
La chica no
podía creer lo que oía. Un montón de dudas la asaltaban y parecía
que le fuera a estallar la cabeza. A pesar de todo, seguía sin
creerla.
-¿Cómo
sabe lo del accidente de mis padres?
-Ya
te he dicho que tus padres eran muy devotos y venían aquí con
frecuencia. Además yo me sentía responsable de haberles dado a
aquella niña y periódicamente preguntaba por ti y me aseguraba de
tu bienestar.
Gabriela,
indignadísima, se levantó con la intención de irse.
-Mire,
¡ya estoy harta! ¡Esto es demasiado! No sé cómo tiene la
desfachatez de decir eso. ¡Debería darle vergüenza!
Y acto seguido
se marchó.
Al cabo de un
par de días, Gabriela seguía dándole vueltas a todo lo que aquella
monja le había contado. Hizo memoria y recordó que cuando ella era
pequeña, cada cierto tiempo, recibían en casa visitas de una monja.
Su madre preparaba café con pastas y se sentaban en el salón a
charlar. Estaba un rato y luego se iba. Siempre, antes de marcharse
la miraba por un instante. Aquellos momentos habían sido borrados
completamente de su memoria. Hasta entonces habían sido
completamente irrelevantes, pero ahora todo empezaba a cobrar un
sentido diferente. Tampoco paraba de darle vueltas al hecho de que
supiera lo del accidente, su incompatibilidad como donante… Aunque
aquello no era determinante, muchas veces pasa eso, pensaba ella.
Pero, por otro lado, nadie en la familia tenía ojos claros, ni
padres, ni tíos, ni abuelos. Gabriela estaba completamente
desconcertada. Pero si la historia era cierta, ¡ella era una niña
robada! Pensó en su madre joven, sola y desprotegida, sintió su
tristeza sin consuelo por no haberla conocido, maldijo la soberbia de
quien creyéndose Dios había truncado sus vidas y las había
separado, y rompió a llorar liberando toda la ira contenida.
Inmediatamente
le vino a la cabeza la mujer con la que había estado hablando en la
capilla, la hermana de la difunta; recordó la simpatía que había
sentido hacia ella...
Buscó en la
guía telefónica todos los “Muñoz López” que había en Toledo
y llamó uno a uno hasta que dio con ella. Se citaron en una
cafetería del centro con la excusa de que en el entierro no habían
podido hablar.
Cuando llegó
tuvo que esperar unos minutos que se le hicieron interminables. Por
fin entró por la puerta la mujer que estaba esperando. Los primeros
momentos fueron los más incómodos, pero finalmente Gabriela se
decidió a dar el paso y empezó a hablar.
Julia Lorenzo, 1º Bach.
En Valencià els treballs premiats van ser:
Modalitat de narrativa:
1er Premi:
3
de juliol de 2006
Tot queda i
tot passa, però aquesta història es quedarà per molt de temps.
Clarejava
una sufocant matinada d’estiu, exactament era el dia 3 de juliol.
Em trobava gitada al llit, veient com el Sol eixia per damunt dels
sostres dels edificis de València. No vaig mirar l’hora, supose
que seria al voltant de les huit. Quina calor feia Déu meu! Era
impossible dormir-se amb l’embolic de llençols i problemes.
Cavil·lava. Pensava en ma mare, en quant feliç era ara. En aquell
somriure seu tan misteriós i encisador, el mateix que portava a tots
els homes darrere seu. En els seus rinxols negres brillants, tan
alhora desordenats com preciosos i amb classe. La seua roba amb
esclats de colors i formes que ni tan sols coneixies abans...
Pensava.
Ja feia set
anys que l’alegria havia tornat a la cara de ma mare i mai l’he
tornat a trobar pesarosa ni trista, però a voltes torna la mare
apagada que sempre estava al costat d’un home arrogant i masclista;
també anomenat per mi pare. Jo clarament no en vull saber res d’ell,
com si vol comprar-me un viatge a Hawaii.
M’alcí
del llit, farta de donar voltes i voltes. Tenia un nuc a l’estómac,
no sabia per què, però hui no anava a ser un bon dia.
Feia poc
que acabava d’acabar les classe, i ja era estiu, però quina mala
sort que totes les meues amigues s’havien anat a Anglaterra un mes
per a estudiar i millorar l’anglès.
Però clar,
segons la mare, jo era totalment incapaç de anar-me’n de viatge
sola, era massa immadura. Quina barra de mare! Tot el dia renegant
sobre mi. L’estimava però...
A voltes he
desitjat que mon pare haguera sigut com estos de les pelis
americanes; el típic home totalment perfecte. Simpàtic, gentil i
sobretot un tros de pa... Bah! Tot mentides, però tan boniques de
somiar...
Vaig deixar
una trista nota a la taula de la cuina. Només arribar baix vaig
pensar si no havia sigut massa seca a la nota, però en seguida vaig
despreocupar-me al pensar que ja la veuria a l’hora de dinar. Allí
al carrer només en vaig trobar a homes passejant gossets ridículs,
tan xicotets que d’una bufada de vent segur que eixirien volant.
Vaig començar a riure’m en silenci pensant com, segurament,
aquests pobres infeliços van perdre a la disputa amb la seua dona
per veure qui baixaria a la maleïda mascota. Per a que després
diguen que la dona és el sexe dèbil.
Blanca Andrés Miguel, 4rt d'ESO
2n Premi:
Relat d'una adolescent
Piti-piti!
Piti-piti! Clonc* Ah! Un altre dia més. És massa prompte per a
tindre un aspecte agradable. Com sempre, he hagut d'escoltar a ma
mare cridant des de la porta de casa "Clara, agafa una jaqueta,
que fa molt de fred!" Com sempre, perd l'autobús, i em toca
fer-me una carrereta per a arribar a temps.
La
mateixa gent de sempre, amb el mateix aspecte de sempre. Marina està
esperant-me davant de la classe. I com sempre, esperem a la
professora.
Em
fa molta gràcia la societat. Tenim eixa mentalitat de gastar-nos els
diners en coses que no ens fan falta. Per exemple, Rossana, de 1r D,
porta unes sabates de 70€. Les mateixes sabates que portava ahir,
però en un altre color. Eixes mateixes sabates de les quals en unes
setmanes, s'oblidarà, i ja en tindrà unes noves a l'armari. Per què
la gent no s'adona? Per què ens queixem de la crisi mentre gastem
innecessàriament?
-Clara!
-Marina estava mirant-me furiosa.
-Què
passa? -vaig haver de desviar la seua mirada perquè estava
cremant-me amb els ulls.
-T'estava
contant el que va passar ahir a la festa d'Óscar. -ho va dir en un
to monòton. Deixà de mirar-me per ficar els ulls cap a les
taquilles.
Tin
ton tin* El timbre sonà. Vam seure a la banda de les finestres. La
Sra. Amèlia estava d'un humor sospitosament bo. Manà un treball de
la Segona Guerra Mundial per al divendres i es passà la resta de la
classe rient mentre feia mirades dissimulades al seu telèfon. Jo em
vaig dedicar a dormir, i a eixir fora de classe quan em van pillar
dormint. Perfecte Clara.
Faltaven
5 minuts per a la següent classe. Una porta del final del passadís
es va obrir i eixí un xic molt guapo, alt i musculós. Suposí que
també l'havien tirat de classe, perquè es quedà pel passadís
donant voltes. El xic, em va mirar, i va aproximar-se al meu costat.
Va mirar per la finestreta de la porta de la meua classe.
-No
et preocupes, la Sra. Amèlia és una histèrica.
Està tot el dia parlant amb el seu nuvi. Com et diuen? -el xic va
fer-me un somriure-.
-Clara.
-crec que vaig posar-me roja, perquè ell va riure. "Déu meu
que guapo és" vaig pensar.
-Jo
sóc Dani. Un gust Clara -i el timbre tornà a sonar- Bo, ja ens
vorem xicota. Quan vulgues, crida'm -abans d'anar-se'n, em donà un
paper i ràpidament apuntà uns números.
Que
nassos acabava de passar? Vaig vore com s'allunyava pel passadís, i
entre tot l'embolic d'adolescents amb hormones revoltes, Marina
aparegué corrent amb un somriure d'orella a orella cap a mi. Ens
dirigíem cap a educació física.
-Es
pot saber per què no m'havies dit que coneixies a Daniel Mens!?
Creia que una bona amiga ho faria.
-L'acabe
de conéixer. Qui és? I per què al·lucines tant?
El
senyor Pere ens va fer córrer durant tota l'hora de gimnàstica.
Això li va vindre de perles a Marina per a fer-me un interrogatori
sobre Dani, i a més contar-me allò de la festa.
-Que
per què al·lucine? És el jugador estrela de la lliga de Vall de
Mora. És un xic encantador i molt llest. És el xic perfecte! I mare
meua tens el telèfon de Daniel Mens!-vaig pegar-li un cop de colze
perquè la resta de persones de classe havien alçat el cap en
escoltar eixes paraules-.
-Sí,
pareix un xic genial, però no tinc cap oportunitat. De segur que
totes les seues "ex" no tenen el rècord de més expulsades
de classe per estar dormides... A més, no el conec de res, ni ell a
mi -la veritat és que córrer mentre parles és bastant fatigós,
però sé que si no parlem ara, em torturarà a preguntes a l'hora
d'anglés-. Tu no havies de contar-me allò de la festa? Us vàreu
besar?
-Ah,
és cert! Però després continuarem amb Dani -bé, l'havia
aconseguit despistar. No volia més preguntes-. No t'ho vas a creure.
Òscar
havia sigut el nuvi de Marina durant 3 anys, però a l'estiu de
tercer d'ESO, ho van deixar. Pocs mesos després, van adonar-se que
es feien falta, que es feien feliços, però com els dos són uns
cabuts, i estaven convençuts que si tornaven a eixir junts,
tornarien a enfadar-se, quedaren en enrotllar-se només quan es feren
falta.
-Doncs
això. Jo anava preciosa, la veritat, a la seua casa, i hi havia molt
bon ambient i la gent s'ho passava bé. Així que vaig decidir pujar
a l'habitació d'Òscar... Però quan vaig obrir la porta... Estava
pegant-se el lote amb Becca. T'ho pots creure? Becca... Jo la
considerava una amiga -hi havia un to d'amargura en les seues
paraules-. En fi, que vaig anar-me'n indignada i quan torní a casa
vaig rebre desenes de missatges d'Òscar demanant-me perdó.
-Ho
sent tantíssim... No pots prendre seriosament a un xic. Estan tots
fava, i només pensen en sexe i videojocs. Els xics de pel·lícula
no existeixen. De veres t'ho dic, no mereix la pena. A més, Òscar
mai et va tractar bé.
A
continuació, ens rentàrem i pujàrem a anglès. Pel camí, Dani em
va veure i va saludar-me amb dos besos. Va dir-me que m'esperaria a
la porta de l'institut per a acompayar-me a casa. Marina no parà de
riure tota la classe. Així m'era impossible concentrar-me, i de
normal era bona estudiant, menys quan m'adormia.
El
dia es passà lentament, i vaig haver d'anar a física i química,
informàtica, francés i biologia. Eixí morta i amb moltíssima fam.
Quan vaig creuar la porta cap al carrer, Dani em va saludar amb la
mà. "Per què vol conéixer-me aquest?" pensava.
-Hola
bonica -començàrem a caminar cap a ma casa. Estiguérem parlant
sobre classes, amics en comú, la família, els nostres gustos...
-
Escolta'm, t'abelleix dinar amb mi? Serà divertit. Conec un bar que
està molt bé. Està prop d'ací. T'animes? Jo invite- i ja era
costum que acabara les frases amb un somriure-.
-Està
bé. Avisaré la mare -amb un missatge serà suficient-.
Vaig
passar una tard fantàstica. Descobrí que Dani té un germà menut
anomenat Lucas; que vol ser advocat, que no li agrada la
Coca-Cola... i un fum de coses més. En acabar de dinar, va
acompanyar-me a casa. Feia un poc de fred, i crec que es va notar
molt que estava gelada, perquè va donar-me la seua dessuadora.
Arribàrem al portal de ma casa.
-Clara
ho he passat de meravella. Ets una xica molt bona, no sé com no t'he
conegut abans. Quina casualitat que ens coneguérem per estar
castigats eh? -vam riure ambdós- Escolta... estava
pensant...-començà a mirar cap a baix- El divendres done una festa
a la casa de mon pare. Compte amb la teua presència, d'acord? A més
pots dur amics -i aparegué una altra vegada eixe somriure que em
matava-.
-Jo?
Emm... Està bé. Clar. Estaré allí a les... 23:00?
-No.
A les 22:00. -i va fer-me un bes. No un bes típic de comiat. Va
donar-me un bes molt prop de la boca, i va abraçar-me. Ell s'estava
allunyant-.
-Dani!
-es girà, i tornà-
-Què
passa?
-La
teua dessuaora, pren -vaig fer un gest de llevar-me-la-.
-No
no, no et preocupes. Dona-me-la quan vulgues. En tinc moltes més -i
se'n va anar-.
Mare
meua. M'havia convidat a la seua festa! Açò era d'allò més
estrany... acabava de conéixer-lo, i ja havia dinat amb ell... i
anava a veure'l divendres per la nit! Vaig decidir pujar a fer els
deures. Mon pare estava fent la migdiada al saló, i la mare supose
que treballant.
Vaig
començar a fer els deures per a l'endemà, i quan estava fent
biologia, amb tot allò de les malalties i l'ADN, vaig barallar-me
molt el cap. Així que vaig deixar els deures, i em doní un bany
d'una hora llarga. En eixir, vaig sopar, i em vaig deixar la roba
preparada per al dia següent. Tant em conec que ja sé que és
millor deixar-me-la per la nit que al dia següent perdre l'autobús,
com hui.
Una
altra vegada sonà el despertador. Eixe so al qual encara no m'havia
acostumat. Aquesta vegada vaig agafar l'autobús puntualment. Durant
el trajecte vaig pensar en el dia d'ahir. Hui era dijous, i tenia una
festa demà. Havia d'anar de compres hui sí o sí. De segur que a
Marina no l'importaria.
-Queeeeè!!??
ACABES DE DIR QUE T'HA CONVIDAT A LA SEUA CASA!?-vaig riure
moltíssim. La meua millor amiga sempre havia sigut una exagerada i
una fava pels xics-.
-Vols
callar-te idiota? Necessite roba i maquillatge. T'abell...
-Sí.
Quedem davant del centre comercial que esta prop de l'estació
d'autobusos. A les 17:30. Me'n vaig a castellà. Fins la vesprada.
I
abans de poder canviar l'hora o dir tan sols "adéu", va
desaparéixer. Jo vaig fer la meua rutina típica de classes del
dijous. En el pati, estiguí amb altres xiques de classe que estaven
tontejant amb uns xicots. Jo vaig preferir mirar la gent. Que
hipòcrites que són. Tots pareixen un còpia i pega de l'ordinador.
Els tres mateixos patrons de dessuadora, de sabates. Ells
barallant-se com borinots davant de les xiques, i elles rient sense
cap sentit, plenes fins dalt de maquillatge. Després estava jo. Com
em veurien ells? Una xica que no és pràcticament coneguda, que
sempre va amb les meues camisetes i vaquers, i les mateixes
esportives. Una xicona amb cabells embolicats i unes notes que fan
pena. Tal vegada no siga tan diferent a ells...
A
les 17:31 ja estava al centre. Marina assenyalava el seu rellotge.
-Arribes
tard
-Com
sempre
Recorreguérem
totes les tendes del centre. Per a especificar, 9 sabateries, 5
perfumeries i 15 tendes de roba. Ah, i el Mc Donalds on berenàrem.
Marina estava il·lusionadíssima, encara més que jo. No parà de
repetir-me quanta sort tenia d'estar a la seua festa i de tenir el
luxe de ser la seua amiga. Va fer-me emprovar 20 vestits, dels quals
sols li n'agradà un. Era blau marí, paraula d'honor, que m'arribava
fins als genolls. A l'altura del melic, portava una tira negra amb un
llaç també negre. Va acompanyar el vestit amb unes sandàlies amb
tacó negres, que realment em feien uns peus bonics. La veritat és
que Marina tenia un gust increïble per a la moda.
Vaig
tornar a casa esgotada. I mullada. Havia plogut i jo no portava
paraigua. Vaig anar de cap a la banyera, i en eixir, estava tan
cansada, que vaig dormir-me sense sopar.
Era
el dia de la festa. Vaig anar un poc més arreglada a classe. Les
hores es passaren ràpidament, fins que arribà socials. La Sra.
Amèlia va aproximar-se a mi.
-Clara.
El treball
Merda.
El treball de La Segona Guerra Mundial! Se m'havia passat per alt
totalment... Ah... Què em passa? La professora se'n va anar a la
seua taula i anotà unes coses en el seu quadern.
-Tu
segueix així, guapa. Que a tu et veuré a setembre.
Eixa
dona és una amargada. Estic ja cansada del mateix de sempre. Vaig
eixir un tant enutjada de classe, però no va importar-me molt
després, quan em vaig recordar de la festa. Marina i jo dinàrem a
ma casa per a després poder posar-me com una princesa.
A
les 18:00 ja estava arreglant-me. Ratlla blava, rimel negre, una base
de maquillatge, llavis amb un brill lleuger, la colònia de DKNY i
les polseres de la seua germana. Vaig acabar realment guapa.
-Marina,
vols vindre amb mi? A la festa?
-Eh,
no gràcies. És la teua nit. Jo he quedat amb Òscar. He de dir-li
unes quantes coses.
Vaig
arribar-hi un poc prompte. La casa era molt gran, amb una façana
blanca i una terrassa més gran que la meua casa sencera. Vaig tocar
a la porta. Un xic amb els cabells rossos va obrir-me. Em mirà de
baix cap a dalt i se n'anà, deixant la porta oberta perquè jo
passara.
A
l'interior ja feia pudor a humanitat. La música em feia notar els
meus batecs, i la gent ballava ja d'una manera un poc descontrolada.
Al cap d'uns minuts, aparegué. Amb el seu somriure ensordidor, els
seus cabells perfectes, una camisa blanca que resaltava els seus
músculs i uns pantalons de seda negres.
-Mare
meua Clara... sembles una deessa...-jo continuava bocabadada amb el
seu rostre-.
-Oh
gràcies. Tu també estàs molt bé -"Molt bé? Oh vinga
Clareta" vaig pensar-.
-Escolta
estava parlant amb uns amics. Vés pujant a la meua habitació i ara
parlem val? Vaig a acomiadar-me d'ells – i va anar-se'n-.
Oh
Déu meu. Aquest... volia enrotllar-se amb mi? Crec que l'alcohol
estava fent efecte en els dos. Segurament no passaria res... Així
que vaig pujar i hi havia un gran passadís amb moltes portes. Quina
de totes era la de la seua habitació? Vaig provar en una que hi
havia al final. I no em creguí el que vaig veure.
-MARINA!?
-allí estava la meua "millor amiga", donant-se el lote amb
Daniel.
-Merda...
-Daniel no s'havia adonat que estava allí-. Clara, t'ho puc
explicar...
-No
hi ha res a explicar! Ets una amiga horrible! I tu tampoc et lliures
-dirigí la meua mirada cap a Dani-. Ets un imbècil. Com pots fer-me
açò!?
Me
n'aní corrent per a eixir d'allí. Mentre m'allunyava del passadís,
escoltava com reien. No ho podia creure. M'havien mentit! Ara ho
entenia tot... Ella el coneixia molt, em donava excuses d'Òscar per
a fer-me pensar que li agradava ell, Dani era tan simpàtic... Només
volia aprofitar-se de mi per a aproximar-se a Marina... I ella
m'havia fet el mateix que Becca li va fer a ella. Exactament el
mateix. Per veure que se sentia? No ho sé i mai ho sabré.
Anava
caminant, mentre el meu mòbil no parava de vibrar pels missatges que
jo ignorava. Haguí d'agafar un autobús per a arribar a... a on? Ja
tots m'havien fallat. No tenia a ningú. Vaig anar a casa,
destrossada.
I
per si la meua vida no havia donat suficients tombs aquesta nit, vaig
trobar-me a un home sense camisa i amb els pantalons descordats
pujant ràpidament per l'escala per a arribar al pis d'alt. Qui era
eixe home? Un lladre sexy? Al saló estava ma mare, amb una bata que
mai havia vist. Tot en el saló estava rebolicat, hi havia una gran
quantitat de ciris i encens a l'ambient.
-Clara!?
Què... què fas ací tan prompte?
Per
què em feien açò?
-Mare...
Què estaves fent? -vaig notar com baixava aigua pels meus ulls,
mentre que a ella li baixava aigua pel front-.
-Clara...
jo... ton pare se n'ha anat.
Què?
Que se n'havia anat? Tot açò estava sent massa per a una sola nit.
De veres estava sola en el món. Vaig córrer fins al bany de dalt.
Em vaig trobar a "eixe home" dins. El vaig fer eixir de
seguida, i em vaig tancar amb pestell.
Entenia
algú alguna cosa del que havia passat aquesta nit? Vaig començar a
plenar la banyera. Em vaig mirar al mirall. Tenia el rimel corregut;
el vestit ple de fang; i el cor danyat. En només dues hores,
m'havien traït, mentit, utilitzat. Havia perdut la meua millor
amiga, al xic que m'agradava, i els meus pares... d'ells ni parlar.
Com d'un dia a un altre poden canviar tantes coses? Qui hauria
pensat, ahir, provant-me roba, que la nit acabaria així? És molt
probable que m'haja convertit en el prototip d'adolescent que tant
odie... La típica adolescent que no entregava els treballs, que es
preocupava per la roba si anava de festa, la que s'enamorava d'un xic
sense conéixer-lo, la que gastava diners sense importància...
La
banyera es plenà. Vaig introduir-me lentament, poc segura del que
anava a fer. Però, quina altra opció tenia? Ja no tenia a ningú.
Una vegada dins, vaig connectar el assecador de pèl. El submergí.
El vaig encendre. I en menys de 5 segons, tot el sofriment s'havia
esfumat.
Laura Beut Diana, 3er B
Laura Beut Diana, 3er B
Modalitat de microrelat:
1er ESO:
Fugint
del fred
Quan
vaig sentir la furgoneta vaig eixir a córrer a cames ajudeu-me, ni
tan sols vaig arreplegar el llibre que se m’havia caigut. El soroll
del motor cada vegada semblava més a prop i ma casa més lluny. Quan
es va aturar, l’home em va preguntar: “Vols gelat o granissat?”.
Yuri Hirs Álvarez, 1er ESO
El jardí
Abans
d'entrar ja se sentia l'olor, estava ple de cales gegants i blanques.
En el centre es veia l'ametler amb milers de floretes, com si fóra
una nit de cel estrellat. En el racó més florit on no arribaven els
rajos de sol, una tovallola i un llibre d'aventures.
Sofia Huerva Bayona, 1r ESO
Els peixos
Hi
havia una vegada un peix, es va comprar un llibre sobre peixos.
L'amic li va dir que què estava llegint, va dir: un llibre de
peixos. El peix li va dir que els peixos soles tenien tres segons de
memòria, i el peix li contestà...què?... que de què?
Daniel Arnaiz de Manuel, 1r ESO
Batxillerat:
Mirades
Ell estava lluny d'ella.
Malgrat la multitud, aconseguiren mirar-se clarament. S'ho deien tot
amb la mirada, es fusionaven, esdevenien en una única persona. Els
ulls d'ell, blaus; els d'ella, verds, es tornaven més cristal·lins,
resplendien encara més a mesura que la passió s'incrementava.
Tanmateix, s'allunyaren sense adonar-se'n: eren guerxos.
Víctor Hernández García, 2n Batxillerat
1er Premi
“Totes les famílies felices s’assemblen, les dissortades ho
són cadascuna a la seva manera”
Coneguí uns nens al col·legi: l'un es burlava de les desgràcies de
l'altre i es barallaven, fins que un dia la cosa passà a majors. Per tal de
valorar la gravetat de la situació i prendre mesures, les mares decidiren
entrevistar-se i contar-se les seues desgràcies.
L'una, Beatriu, li contà a l'altra, Elena, que perdé el seu marit en un
accident aeri quan ella s'adonà que estava embarassada i que, arran d'això,
descobrí que el seu marit tenia una amant a qui li ho deixà tot. L'única cosa
que li quedà fou un pis vell i insalubre. Mai aconseguí recuperar-se i eixir
d'aquell afonament de soledat i frustració, la qual cosa li havia fet tindre
desatès el seu fill, el qual canalitzava la seua infelicitat burlant-se de les
desgràcies dels altres.
Elena contà que el seu fill fou producte d'una curta relació que tingué
amb un home jove quan era adolescent. Ell desaparegué: mai sabé si era viu o
mort. Els seus pares se n'assabentaren de tot i la tancaren en un convent fins
que parira. Mentre ella estava allí, ells reberen una carta de la notaria en
què els explicaven que la seua filla havia heretat una gran suma de diners d'un
home que havia faltat. Avars, no renunciaren a l'herència del desconegut i, com
que la seua filla era menor d'edat, l'administraren ells. Quan isqué del
convent amb el seu fill, els pares li contaren que havien guanyat la loteria i
que ells els mantindrien. Viure amb els seus pares criant el seu fill era un
infern i se sentia sola, volia gaudir de l'amor d'un home que la volguera. Però
li aterrava enfrontar-se als seus pares perquè temia que els ficaren al carrer.
I, això, també ho sentia el seu fill: volia la figura d'un pare i veure a sa
mare feliç. Aquest, per sentir que hi havia gent en pitjor situació que ell, es
burlava d'altres nens els problemes dels quals coneixia.
A tot açò, l'una no coneixia el nom del fill de l'altra. Així que, li ho
preguntaren: Enric Alberic, digué Beatriu; Amadeu Colliga, digué Elena. Aquesta
es quedà perplexa quan escoltà el cognom del fill de Beatriu perquè solament
l'havia escoltat en el nom d'una persona. A més, és un cognom molt poc comú.
Elena li preguntà a Beatriu com es deia el seu marit: Miquel Alberic. I, per
confirmar la seua sospita, li preguntà quina edat tenia el seu marit quan
faltà: trenta-dos, digué. Davant això, Beatriu i Elena lligaren caps,
s'ajudaren a completar les seues històries i arribaren a la conclusió que allò
que els havia passat és que havien sigut enganyades per uns malvats, i que, per
ells, les seues vides i les dels seus fills eren tan desgraciades.
Arran d'açò, sorgí una enorme compenetració entre elles i decidiren unir
les seues vides. Elena decidí enfrontar-se als seus pares: reclamà tot el que
li pertanyia i ho aconseguí. Compartiren una llar meravellós que serví per a
crear una família feliç amb una vida plena que mai més tornà a afonar-se.
Ajuntar-se posà fi a la seua desgràcia i obrí una definitiva etapa de felicitat
i prosperitat en les seues vides i les dels seus fills, que canviaren la seua
actitud alhora d'afrontar els problemes.
Victor Hernández García, 2n Batxillerat